¡ FELICIDADES A TODOS !
Crónica de la fiesta "Olivetti 100" 1ª parte
Es el deseo unánime que brota de
los corazones de los que asistimos a la fiesta del 18 de octubre. ¡Que la
felicidad y la paz que embargaron el sábado nuestros corazones permanezcan en
ellos y se extiendan a todos los olivettianos que no pudieron estar con
nosotros y a todas nuestras familias!
Al intentar una crónica de
urgencia a modo de resumen de la jornada, uno no sabe por dónde empezar. Pasaron
tantas cosas, nos dimos tantos abrazos, recordamos tantos acontecimientos y
anécdotas de todo tipo – importantes y banales - de tantos amigos, en tan
diversos momentos de nuestra vida, que resulta difícil explicar cómo pudo
concentrarse tanta emoción, tanta alegría y tanta nostalgia en tan poco tiempo.
El cronista tendrá que serenarse, imponerse rigor narrativo y dejar de lado sus
sentimientos personales.
Puede afirmarse sin exagerar lo
más mínimo que la fiesta fue un éxito. Lo fue porque se alcanzaron en medida
totalmente satisfactoria todos los objetivos personales y colectivos de los
asistentes. Posiblemente cada uno de los ciento cincuenta olivettianos que el
sábado, 18 de octubre de 2008, nos concentramos en el hotel Barceló Sants de Barcelona acudió con
unas finalidades coincidentes con las de los demás: reencontrase con los
compañeros con los que compartió la que, con alta probabilidad, fue una etapa
larga y pletórica de su vida; trasladarse con ellos en el tiempo; estimular la memoria y recuperar retazos de
vivencias comunes que habían quedado atrás. Había en la memoria y en la
voluntad de todos y cada uno un espíritu indomable de rebelión contra la
tiranía del tiempo. Y con el apoyo de las fotos, de los relatos, de las
proyecciones y de los recuerdos de unos y de otros conseguimos por unas horas
olvidarnos de relojes y calendarios y conseguir que el presente no fuera el
único tiempo posible.
Ésta era la tercera vez que
celebrábamos una reunión de gentes de Olivetti. La primera fue en Zaragoza, en
2003 promovida por compañeros del Stac.
Zaragoza, 10 de Mayo
de 2003
En el año 2006, se celebró una
segunda reunión en Valencia, con participación de técnicos y comerciales.
Valencia, 6 de junio de 2006
La semilla sembrada
con cariño en esas ocasiones, floreció el 24 de abril del presente año. Un
grupo de amigos, aprovechando la conmemoración del
Centenario de la fundación de Olivetti, tomó la iniciativa de convocar
un encuentro con vocación abierta a todos cuantos hemos trabajado en las
empresas españolas de Olivetti, extensivo a
concesionarios, distribuidores, proveedores y otros colaboradores, en
cualquiera de las diversas áreas de actividad y, por supuesto, sin distinción
de sexos. Se constituyó una comisión organizadora del evento que empezó a
reunirse semanalmente. La base de operaciones fue la sede de la empresa
Euroservices de Barcelona de nuestros compañeros Eusebio Calvo y Pepe Royuela.
Los encuentros de trabajo – precedidos casi siempre de un fraternal almuerzo -
se intensificaron a medida que se aproximaba la fecha fijada para la
fiesta. Nuestro compañero Jordi Seluy se encargó de mantenernos
convenientemente alimentados con auténticas delikatessen.
Además, fue un exigente mantenedor de la disciplina. ¿Conocéis a Jordi Seluy
enfadado? Hubo algunos espontáneos en eso de la cocina que quedaron
en muy buen lugar. Este escribidor recuerda unos exquisitos callos cocinados
por José Luis Varas, que estaban para chuparse los dedos. Por desgracia, no lo
ha repetido. Ya sabéis que es de los que no se prodiga. Cuando entraron en
juego las grandes maestras de cinco tenedores, la cosa alcanzó cotas
sublimes: Lourdes, la esposa de José Tomás Rebled, nos cocinó un exquisito menú
para 20 comensales. Celebrábamos la “liberación” de su marido. Otra vez, muchas
gracias, querida Lourdes. La cota la mantuvo
también en esa altura nuestra querida Lola, la esposa de Jordi Seluy,
obsequiándonos con un delicioso guiso del país y postres naturales para el
batallón de comensales que por entonces, conocedores de estas generosas
aportaciones culinarias, ya se habían unido a la causa.
José Royuela, a pesar de sus
simulados despistes y de sus repetidas quejas, ha sido un muy eficaz
administrador y mantenedor de las comunicaciones informales. Lo hemos pasado
muy bien con él y él con nosotros.
En junio, a
partir de una “excel-ente” hoja informativa,
gestionada rigurosamente por Josep Jordi Seluy, se lanzó la primera
convocatoria oficial vía correo postal,
electrónico, y por teléfono. En julio, Juan B. García Dolz, se encargó de abrir esta web
creada ex profeso para la ocasión junto con los servicios asociados a la misma:
dirección de correo electrónico, blog y cuestionarios automáticos de
comunicación con los lectores, tal como el "Libro de Invitados" y
otros. Se la declaró lugar común de comunicación para que cualquiera
pudiera consignar y compartir en ella con los demás sus recuerdos, en forma de
artículos o imágenes, y sus opiniones. Se convocaron sendos concursos de
relatos y de fotografías. Pronto la web empezó a recibir y enriquecerse
con todo tipo de colaboraciones.
La comisión organizadora perfiló
rápidamente un programa, eligió la fecha que pareció más conveniente,
elaboró un presupuesto, así como un detallado y
completo plan logístico de tareas y responsabilidades que culminaron con el
modelo de convocatoria, anuncio de
la tarifa y las condiciones de asistencia. Enseguida llegaron las primeras
inscripciones. José Ramón Gou fue el primero en acudir al toque de llamada.
Pasadas las vacaciones, llegaron
más inscripciones. Los primeros cincuenta, luego ochenta. Un día, superamos los
cien. Nuestras previsiones se cifraban en 140. Finalmente, llegamos a los 150.
A medida que se acercaba la
esperada fecha, el tiempo parecía avanzar más deprisa. Había mucho que hacer.
Reforzar las comunicaciones. Preparar la documentación. Hacer acopio de los
regalos. Los ponentes tenían que preparar sus intervenciones. Ensayamos.
Debatimos. Cambiamos varias veces detalles del programa. Pero el elemento
crítico y más delicado de todo el trabajo quedó bajo la responsabilidad y el
buen hacer de nuestro compañero Juan B. García Dolz. A fuerza de imaginación,
de horas de trabajo y de maestría preparó un soporte audiovisual para la
primera parte de la fiesta realmente deslumbrante. Contó con la
determinante colaboración prestada por nuestro compañero Luis Vich que se hizo
cargo de la selección y grabación de los fondos y complementos musicales
fundamentales para redondear la presentación.
Otros se ocuparon de la recogida y
selección de fotografías. Apareció una gran cantidad de ellas. La mayoría, muy
interesantes. Algunas, realmente excepcionales. Una amplia
selección de las mejores se escaneó, se reprodujo en laboratorio y se grabó en
formato CD. El día de la reunión se entregó a todos los asistentes como uno de
los elementos contenidos en la bolsa que nos regaló Olivetti España. En ella
pudimos encontrar objetos diversos: bloc de notas, bolígrafo, alfombrilla para
el ratón , el citado CD, otro CD musical, obsequio de Euroservices, el programa
del día, la lista de asistentes y una documentada síntesis de la historia de
Olivetti a lo largo de estos cien años, elaborada de manera rigurosa y
muy bien documentada por Juan B. García Dolz. Este cronista, rendido desde hace
tiempo ante la calidad de los trabajos realizados por su amigo Juan, no acierta
a comprender cómo le cunde tanto el tiempo para hacer tan bien tantas cosas en
las solas 24 horas que tiene el día.
En la bolsa había también una
encuesta elaborada por este escribidor que
pretendía aprovechar la ocasión para explorar si se confirmaban, en una muestra
del universo Olivetti (cuyo grado de representatividad se desconoce),
determinadas tesis sobre los factores higiénicos y motivadores del
comportamiento humano en el trabajo expuestas hace
años por el profesor americano Frederick Herzberg.
En su día, se publicarán los resultados en la web.
Con meses de antelación a la
celebración del encuentro, Jordi Calvet y nuestra compañera Raquel Pérez, ahora
empresaria, gestionaron la selección y contratación del hotel y centraron su atención en el cuidado de todos los
aspectos relevantes para el éxito de la operación. Sabían muy bien que la
calidad y la excelencia radican en la vigilancia de
los detalles.
El viernes 17 de octubre fue un
día de una actividad febril para los miembros de la comisión organizadora. Hubo
que trasladar y ubicar en el hotel todo el material acopiado en Euroservices.
Todo ello se realizó acompañado por una tormenta tremenda que dificultó no poco
las cosas, que generó un tremendo atasco en Barcelona y que puso a prueba los
nervios de más de uno. Maite Miró y Nùria Solé,
voluntaria de ultimísima hora, se encargaron de todos los particulares previos necesarios para la correcta recepción e
identificación de los asistentes. Pablo Yagüe y
Antonio Ibars, de montar la exposición de máquinas y documentos de Olivetti.
También, de clasificar y preparar los regalos para su distribución en la
sobremesa de la fiesta. Pepe Royuela, de la logística general de cosas y
asuntos. Juan García Dolz, de coordinar la instalación de los aparatos de
sonido y proyección con los técnicos del hotel y de las pruebas y ajustes in
situ del montaje multimedia preparado para la ocasión.
Àngel Argerlich se ocupó de distribuir los dos centenares largos
de fotografías por todos los espacios libres de las paredes de la sala de
reuniones y del vestíbulo adyacente. Encontró ayuda en algunos de nosotros. Los
demás, iban y venían ayudando a todos en mil cosas y detalles imprescindibles
para dejarlo todo a punto.
A media tarde, empezaron a llegar
los primeros asistentes a la reunión. Se desataron las primeras emociones.
Abrazos con unos y con otros. Sin dejar de trabajar, los primeros recuerdos. Y alguna
lágrima, que serían mucho más abundantes al día siguiente. Creo recordar que
Julio García Ochoa y
Juan Maiques fueron de los primeros en
aparecer. Si no me equivoco, también el ibicenco Juan Clapés, que al día
siguiente tendría un determinado protagonismo.
Cerca de las nueve, quedó casi
todo listo. La llegada de asistentes iba siendo cada vez más numerosa. Muchos
de los que venían de fuera, se habían dado cita en el hotel para empezar la
celebración en un restaurante próximo, reunidos en una
cena muy animada.
Los mayores nos retiramos a
descansar. Había que reservar fuerzas para la fiesta. Quedaban pocas horas para
que estallara la apoteosis de la fraternidad, la emoción y el recuerdo.
A las diez de la mañana del día
siguiente, 18 de octubre, iba a levantarse el telón. Todo lo mucho y bueno que
allí ocurrió será objeto de una próxima crónica.
José Manuel Aguirre
Barcelona, 19 de
octubre de 2008