Recuerdos de un Olivetiano desmemoriado (25)
- NUEVAS SUCURSALES Y DELEGACIONES -
En uno de los capítulos anteriores había prometido ilustrar la evolución de la organización comercial, partiendo desde aquellas once sucursales que tenía la red directa de Olivetti en España, cuando ingresé en la empresa en 1963, hasta el pleno desarrollo que alcanzó años más tarde. No agotaré este tema ahora, pero os desafío a que ejercitemos un poco nuestra memoria. Es posible que, en los próximos párrafos se deslice más de un gazapo. A ver si entre todos somos capaces de resolver correctamente el rompecabezas.
Ya he dicho que una de los elementos característicos de la gestión de Riccardo Berla fue su preocupación por la potenciación del capital humano de COMESA mediante la formación. Fue uno de los vectores que hicieron posible el fuerte crecimiento del facturado y de la rentabilidad de la empresa en nuestro país. El otro consistió en la expansión de la red de venta directa mediante la creación de una extensa red de sucursales y delegaciones. Hay que reconocer que el clima económico del país en el que tuvo lugar esta etapa expansiva de nuestra organización fue muy propicio. Marco político aparte, desde los primeros años 60 hasta la crisis de la energía de 1973, la economía española tuvo unas tasas de crecimiento muy altas que culminaron con un incremento de PIB, en 1972 y en 1973, del 8.2%. Luego el crecimiento se moderó y tasas tan elevadas ya no las hemos vuelto a ver. Incluso en los años 1979 y 1993, fueron ligeramente negativas.
Cuando se me ocurrió explicar este proceso, tenía claro que mi pobre memoria iba a ser incapaz por sí sola de reconstruirlo. Confiaba en que algunos amigos veteranos me ayudarían. Y así ha sido. Paco Herrero y Luis Vich han contribuido eficazmente a la redacción de este capítulo. Y, de una manera muy especial, nuestra compañera Maite Miró. No con su memoria, sino con una ayuda preciosa que ha sido toda una sorpresa.
Hace unos días hablamos por teléfono y me dijo: ¿Te acuerdas de la libreta negra del dott. Vernetti? Creo que yo no la había visto nunca y si lo hubiera hecho, hace ya casi cuarenta años, de nada serviría porque no la recuerdo en absoluto. Cuando nos vimos, me la confió. Un objeto precioso, por las informaciones y los recuerdos que contiene. Algunos de los datos que hay en ella se quedarán en el secreto del sumario. No los voy a utilizar y creo que, cuando le devuelva el cuaderno, Maite no los difundirá. Pero otros constituyen una ayuda tan inestimable como inesperada para redactar este capítulo y, quizá, algún otro. Prácticamente todas las informaciones contenidas en las páginas de la libreta – unas cien – están mecanografiadas muy cuidadosamente en una máquina dotada de tipo micron y cinta bicolor roja y negra. Algunas contienen además anotaciones manuscritas del propio dott. Vernetti, de Arturo Lázaro (muy pocas) y de sus secretarias María Victoria Lacalle, con una elegante caligrafía – grande, rotunda y generosa - y Ana Sender, con letra igualmente pulcra. Hace años que no las he visto, pero al teclear estos recuerdos recupero la imagen de sus rostros que se manifiestan vivos y sonrientes en mi memoria, como si nos hubiéramos despedido ayer al salir de trabajar. No se me olvida la pasión con que María Victoria nos hablaba de su querida Rioja, de manera muy especial de Ezcaray. Ni se me olvida tampoco la afabilidad de Ana. En su mirada había siempre un particular calor hacia los y las más jóvenes. Un afectuoso recuerdo para las dos.
En cada una de las hojas de la parte final de la libreta está anotada la fecha en que se llegó al acuerdo con una serie de antiguos concesionarios para que cesaran como tales y dejaran que COMESA continuara en el ejercicio de la actividad comercial y de taller en los territorios en que hasta entonces habían trabajado ellos. Figuraban la fecha, los términos económicos del acuerdo y también las cuestiones relativas a la asunción todo o parte del personal del concesionario.
La hoja con la anotación más antigua se refiere a la antigua concesión de Bilbao, cuyo titular era un italiano apellidado Almagia. Luis Vich fue el primer director de aquella sucursal, que nació como tal en abril de 1960. Estaba situada en el número 3 de la plaza Moyúa. Juan Altube y César García Velado fueron dos de las personas que se incorporaron a nuestra nómina, procedentes de la del concesionario.
En enero de 1962, se abrió la delegación de Terrassa. Creo que el primer delegado fue Lluis Fortuny y que, algún tiempo después, le sustituyó Mario Sorribas, antes promotor de concesionarios. Fortuny y su esposa murieron en un trágico accidente de automóvil el 2 de noviembre de 1980. Entonces era concesionario de Vic. Mario Sorribas fue mi frecuente compañero de viaje… en metro, desde la fábrica a casa. Persona seria y laboriosa donde las haya.
Las llamadas delegaciones no tenían carácter de sucursal, sino que dependían de alguna de ellas. A finales de ese año, se constituyó la delegación de Salamanca, dirigida por Malet y dependiente de Madrid. A ella se unió la de Toledo, la antigua concesión de Saurí Campdelacreu, en julio de 1963. Lera fue su primer responsable.
La delegación de Toledo el día de su inauguración. Lera, abajo en el centro, era el director. Está todo el personal y también Paco Herrero, jefe de área.
En enero de 1964, la concesión de Ricardo Puig Vilanova, de Manresa, se convirtió en delegación. Quedó al frente de la misma un auténtico campeón de ventas: Justino Cañellas. Era un inveterado ganador del llamado “concurso de millonarios”. En aquellos tiempos, la empresa obsequiaba con un espléndido reloj a aquellos vendedores de distrito que superaran la cifra de un millón de pesetas vendidas. La ceremonia de la entrega de premios se celebraba en el curso de una comida en Las Siete Puertas, renombrado restaurante de la Barceloneta, famoso por su solera, por la calidad de su cocina y por lo abundante de sus raciones. Creo recordar que Cañellas era de los que coleccionaba los relojes de campeón como ahora Nadal, los trofeos de la ATP.
A principio de 1965, se abrió la sucursal de Oviedo. En la famosa libreta no aparece el nombre del concesionario. ¿Sería José Suárez Fombona, que también lo fue de Gijón? En cualquier caso, el primer director de Oviedo fue Pepe Herrero, amigo querido de muchos de nosotros. Por cierto que en Oviedo, trabajó como vendedor especial B un tal Ortiz, que algunos de vosotros recordaréis. Ha fallecido recientemente y era, ni más ni menos, el abuelo paterno de la hoy princesa Letizia Ortiz. La delegación de Gijón se inauguró en julio de 1968. Ni mis fuentes ni yo recordamos, por ahora, quien fue su primer titular.
A finales de ese año, la concesión de Salvador Forcadell, en Tarragona, se convirtió en delegación. Al frente de la misma estuvo nuestro compañero Pujol. También por aquel entonces, la concesión de Igualada, cuyo titular era Llorenç Perramon, se constituyó en delegación. Su primer responsable fue Peralta. Hay que recordar que, ya en 1963, se desgajó de esa concesión la zona de Vilafranca del Penedés y que, como delegación, estuvo gestionada por nuestro compañero Arnau.
En 1966, algunas concesiones importantes y de prestigio, por la voluntad decidida de Berla, se convirtieron en sucursales. Las primeras fueron Zaragoza, antes concesión de Comercial Morales Roy, y Alicante, cuyo concesionario era V. Antón García. El primer director de la sucursal aragonesa fue Luis Vich, después de gestionar Bilbao durante cinco años. Cuando en 1970 se creó el cargo de jefe de área, Vich fue el gestor del conjunto de sucursales situadas al sur de Madrid y de las de Baleares. Xavier Vigué sucedió a Vich en la dirección de la sucursal. El resto de sucursales, con excepción de Madrid y Barcelona, quedaron bajo la dirección del otro jefe de área, Manuel Alonso.
El primer director de la sucursal de Alicante fue Paco Herrero, uno de los varios amigos procedentes de “la millor terra del món”, concretamente de Sax. Herrero había hecho sus primeras armas como director de sucursal en Granada, sustituyendo a José Luis de Miguel. Parece ser que Sinigaglia preconizaba para director de Alicante a otro candidato. Al fin prevaleció la lógica: Herrero pudo disfrutar de ejercer el cargo en su tierra y al otro candidato lo destinaron a otra sucursal de una potencialidad ligeramente inferior como mercado. Posteriormente, de la sucursal de Alicante dependieron tres delegaciones: Alcoy, con Romaguera; Elche, con Honrubia, y Elda, con Jordá.
En 1966, la concesión leridana de Ramón Fregola pasó a ser delegación. Tampoco recordamos a su primer gestor. Por los años 80 recuerdo perfectamente a Castán, un compañero muy eficaz, como director de la ya sucursal de Lleida. También fue el año en que la concesión de Badajoz, cuyo titular era la Viuda de Lledó, pasó a ser delegación dependiente de Sevilla. Creo que el primer delegado fue un tal Alonso, aunque alguno me apunta la figura de Giménez Franco, anterior delegado en Algeciras que, junto a Jerez, al mando de Llovet, dependían de la sucursal de Cádiz. A final de año, la concesión de Alcira de Rogelio Adelantado pasó a ser delegación, dependiente de Valencia. El primer delegado fue Vento, que hasta entonces había sido promotor de concesionarios. Su hermano era un afamado pintor. También en ese año, la concesión de Burgos, de José María Giribet, se convirtió en delegación, dependiente de Madrid. Su primer delegado fue Postigo, que había sido colaborador de Ceballos en Santander.
1967 fue un año tranquilo en lo relativo a la expansión territorial. Sólo el concesionario de Badalona, Manuel Vidal, cedió el paso a una nueva delegación. No conseguimos recordar, por ahora, quién fue su primer gestor.
Algunos directores y otros directivos asistentes al V Seminario para Directores de Sucursal (Castelldefels, enero-febrero 1973)
En cambio, 1968 fue un año de fuerte actividad en la creación de nuevas sucursales.. Es el año que vio la retirada de la prestigiosa firma Exclusivas Sainz de La Coruña y Pontevedra. Tengo dudas acerca de quién fue el primer director de La Coruña. Quizá el recordado por todos Nacho Trenado. Se abrieron las delegaciones de Santiago y El Ferrol. Creo que al frente de la primera estuvo Cuéllar. No recuerdo quién dirigió la segunda. Me parece recordar que el cargo de Pontevedra lo desempeñó otro querido compañero ya fallecido, Abel García, que más adelante había de ser director de Castellón, en una fecha posterior a 1971 y que no sé precisar.
No recuerdo en qué sucursal ejerció el cargo de director, pero no me puedo permitir que se quede en el olvido la memoria de un querido compañero también desaparecido. Me refiero a Juan Amores, tan excelente profesional como persona.
También en 1968, el concesionario para las Baleares, Antonio Salas, cesó en su actividad, cediendo el paso a nuestra sucursal en Palma de Mallorca, cuyo primer director fue Enrique García de Arboleya, que ya lo había sido de Málaga. De la delegación de Ibiza se hizo cargo Miguel Ángel García Herrero, que había trabajado un tiempo en Estudios Económicos, con ocasión del censo. Y también en ese año, Jaime Santigosa, concesionario de León, cesó para que Calvarro pasara a dirigir nuestra sucursal en la otrora Legio VII Gémina. Por último, Díaz Arcos pasó a dirigir la nueva sucursal de Huelva, sustituyendo al antiguo concesionario Atanasio Albarracín. He escrito por último y no es cierto. Todavía, en el mes de noviembre, César García sucedió, como director de la nueva sucursal, al concesionario Jaime García Struel en la muy castellana Valladolid.
Algunos directores y otros directivos asistentes al V Seminario para Directores de Sucursal (Castelldefels, enero-febrero 1973)
En 1969, se abrió la sucursal de Pamplona. La titular de la concesión era la Viuda de Barrachina. Afirmo, con dudas, que el primer director de la nueva sucursal fue Ricardo Pérez Piqué.
En 1970, Mario Maggiora cesó como concesionario de Murcia. Creo recordar que el primer director fue Fortuny, pero no estoy seguro. También ese año abrimos Mataró, la antigua concesión de Genaro Parull. Al frente de la delegación estuvo Martí Morella.
Y en 1971 – hasta aquí llegan las anotaciones en la libreta del dott. Vernetti – en Cataluña se abrieron las delegaciones de Manresa, con Morató al frente, y L’Hospitalet, sin que tampoco recuerde a su primer delegado. Los concesionarios sustituidos, fueron Ricard Puig Vilajoana y Josep Gelonch, respectivamente.
Grupo de directores en un seminario. Algunos de los que cito en el artículo están en la foto.
En fechas que soy incapaz de precisar se abrieron nuevas sucursales, como la de Vigo. Estuvo allí de director Fortuny, pero tampoco sé si fue el primero. Otra sucursal fue la de Córdoba. Trenado estuvo en ella como director, sin que pueda precisar si la inauguró.
Se me quedaban en la trastienda las delegaciones de Tortosa, con Antequera; Sabadell, con Llanes y Granollers, con Ollé.
Posiblemente me olvido de más de una. Para mi fatigada memoria ha sido un ejercicio agotador, pero muy grato. Cuando rememoro a los compañeros de entonces – por desgracia algunos ya fallecidos -, los recuerdos se entrelazan como las cerezas al sacarlas de un cesto. Cada sucursal y cada director me sugieren los nombres de otros componentes de la plantilla, de las visitas que tuve ocasión de hacer a casi todas ellas. No fueron muchas, pero sí fueron muy gratas. Además nos encontramos en muchos seminarios y cursos. Recuerdo y añoro lo bien que lo pasamos en los momentos de asueto, después del rollo de turno. Me reconozco responsable de algunos de ellos - posiblemente de muchos - y hasta me declaro culpable, si es preciso. Yo no tuve ocasión de ser hombre de periferia, sino de Casa Central. Cuando a algunos se les llenaba la boca diciendo aquello de “nosotros, los comerciales”, no me incluían ¡Qué le vamos a hacer! Espero poder superarlo con el paso del tiempo y, en todo caso, cuando sea mayor.
José Manuel Aguirre
Barcelona, 22 de setiembre de 2008.