In memoriam

 

 

Hay noticias que nunca quisiéramos encontrar en nuestra página de Olivetianos. Ésta es una de ellas, pero no por ser tan  triste hemos de dejar de publicarla. Nuestro compañero José Luis Santamarina falleció el pasado 27 de abril víctima de una cruel enfermedad. Contaba 70 años de edad.  La familia olivetiana está de luto, de manera especial quienes tuvieron la oportunidad de compartir con él los avatares profesionales y los afanes deportivos. Para su esposa Begoña y  sus dos hijos vaya el testimonio de nuestra más profunda condolencia. Quisiéramos que tuvieran la certeza de que, quienes conocimos a José Luis Santamarina como persona, como amigo, como profesional y  como deportista tendremos de él un imperecedero recuerdo.

Tanto los que han tenido contacto con él recientemente como los que hace ya años que no sabíamos de José Luis tenemos muy vivo el recuerdo de sus cualidades personales: simpatía, franqueza, laboriosidad y compañerismo. Y su honestidad inquebrantable. No olvidaremos su mirada franca, luminosa, alegre; su conversación amena, a menudo sobre temas deportivos y sobre su tierra vasca a la que tanto amó.

 Alguien ha dicho, en afortunada síntesis: “Santamarina  era una de esas pocas personas a las que todos los que le conocieron quisieron tener como amigo”. 

José Luis Santamarina había nacido en Sestao (Vizcaya). Ingresó en Olivetti en 1966. Su primer destino fue el de responsable de la administración del STAC en Bilbao. Al año siguiente, con José Luis de Miguel como director de la sucursal, pasó a desempeñar funciones comerciales como vendedor de productos de la General Line. En 1973, tras el pertinente período de formación, pasó a ser analista-programador de la  Auditronic 770. Cuatro años después, es nombrado director de la sucursal de San Sebastián, ciudad en la que permanece hasta 1981. Con ocasión de la reestructuración comercial de 1981, regresa a Bilbao para hacerse cargo de la Dirección de Zona de Office Products. Son los tiempos en que Miguel Tejerina cede el mando de la sucursal a Federico Gallego, a quien luego sustituiría Pepe Díaz Cordero. Cuando se produjo el llamado “split” en la empresa, José Luis se quedó en Olivetti Office como director de zona de Concesionarios de Ciudad. En 1994 dejó la empresa.

De todos es conocida la vertiente deportiva de su persona, principalmente como jugador y entrenador de fútbol y también como formidable jugador de pelota vasca en especial  en la modalidad de paleta.

En “Actualidad H.O.”, aquella inefable revista de nuestra empresa, Javier Tomeo le dedicó dos elogiosos artículos en la sección “uno de nosotros”. El primero, en el número de mayo de 1973. En él, entre otras cosas decía:

“No hace todavía muchos años, su apellido podía leerse semanalmente en la alineación de buenos equipos de fútbol de categoría nacional. Santamarina, efectivamente, fue excelente futbolista. Cuando apenas tenía diecisiete años, el famoso entrenador Daucik lo alineó ya en el primer equipo del Atlético de Bilbao, en el encuentro que este equipo disputó al Burnley, equipo de la Primera División inglesa. Aquel mismo año debutó en el equipo del Sestao, en Segunda División, jugando indistintamente de interior o delantero centro. Durante dos años consecutivos se clasificó en segundo lugar entre los máximos goleadores de Segunda División.

Después de pertenecer durante tres años a la plantilla del Sestao, jugó sucesivamente en el Atlético de Ceuta, en el Deportivo Alavés, en el Gimnástico de Torrelavega y en el Deportivo Santurce. Abandonó luego la práctica del fútbol y se matriculó en el Colegio de Entrenadores de Vizcaya, donde obtuvo el número uno de la promoción. Un año después, en los exámenes que se celebraron en Madrid para conseguir el título nacional de entrenador, fue uno de los treinta que consiguieron superar satisfactoriamente las pruebas, entre ciento veinte aspirantes. De aquel curso guarda el señor Santamarina recuerdos muy agradables, ya que tuvo oportunidad de convivir con las más famosas estrellas del fútbol nacional. Como lo fueron, entre otros, Muller, Maguregui, Biosca, Carmelo, Pepillo, etc. Y de tratar a profesores tan conocidos y competentes como Kubala, Villalonga y Santamaría. En la actualidad, el Sr. Santamarina entrena al Saturce, con el decidido objetivo de ascender al equipo a la Tercera División.”

Ocho años después, en marzo de 1981, Tomeo en el mismo medio y en la misma sección nos informaba de otra de las facetas deportivas en las que nuestro compañero alcanzaba niveles de excelencia. Tras recordarnos brevemente el espléndido curriculum futbolístico de José Luis, Tomeo escribía:

“Aquel estupendo futbolista se ha transformado hoy en campeón de España de pelota vasca con el equipo Lagun-Artea, de Sestao (…) El equipo Lagun –Artea (en castellano, Entre Amigos) que se proclamó Campeón de España en los últimos campeonatos celebrados en Zaragoza, estaba compuesto por De Miguel, Alfredo y Presa (modalidad Mano); Aberasturi, Castillo y Zárraga (Pala Corta) y Santos, Arillaga y nuestro compañero (modalidad  Paleta). Muchas felicidades al Lagun-Artea y, por supuesto, al señor Santamarina.”

Querido José Luis: Allí donde estéis, diles a los Venancio, Zarra, Panizo, a Kubala, y a tantos y tantos formidables futbolistas con los que te habrás encontrado, que estáis para siempre en nuestro recuerdo con la añoranza de aquel fútbol vuestro que no sabemos muy bien por qué se nos antoja más limpio y más sano que el actual.

 

José Manuel Díaz Cordero

 

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