Olivetianos en acción
Santiago de Compostela 2010
Celebramos el Año Santo Jacobeo 2010, el segundo del tercer milenio y en los tiempos de la llamada transmodernidad. Es el Año Santo 119 en la historia de los Años Santos Compostelanos. En una época como la actual, cabe preguntarse si todavía puede haber lugar para el contenido doctrinal y espiritual, genuino de esta celebración, una de cuyas manifestaciones más cabales es la peregrinación. El Camino de Santiago que conduce a la Tumba del apóstol Santiago, en la ciudad que lleva su nombre, desde los puntos más diversos de España y de Europa cobra inusitada actualidad en los últimos años. El número de peregrinos que lo recorren al tradicional estilo de la venerable peregrinación medieval, junto a aquellos que lo hacen valiéndose de los medios modernos de locomoción, crece constantemente.
Junto con los amigos Olivetianos Paco Marzo de Madrid y Jordi Mestre de Barcelona, nos dispusimos con nuestras respectivas esposas, a realizar un viaje de fin de semana aprovechando la buena oferta de vuelos existente en esa dirección y aunque ya habíamos estado en Santiago de Compostela en otros momentos, la estancia en esta ocasión, iba a ser diferente y muy entrañable.
La vez anterior que hice el Camino de Santiago en Año Santo Jacobeo, fue en 1999 con mi esposa, utilizando la bicicleta para hacer los poco más de 200 Km. que separan Ponferrada de Santiago. Por aquellas fechas nos habíamos aficionado a usarla frecuentemente y nos pareció un pequeño reto unido a una propuesta interesante, como así resultó. Fueron unos días inolvidables y cualquiera que haya hecho al menos una jornada de camino, sabe de lo que estoy hablando. Mil y una impresiones bañadas de solidaridad y serenidad, en contacto permanente con la gente que te ayuda, asesora y acompaña hasta donde deseas ir. Son personas de la zona que facilitan y participan activamente en el Año Santo. Son muchas las cosas que quedan después de una experiencia así en el Camino de Santiago.
En un momento u otro de las distintas jornadas que puede durar la peregrinación, es frecuente volver a encontrarte con quienes compartiste un tramo días atrás y viceversa. Con la llegada a Santiago para visitar al Apóstol, te reencuentras con todos ellos y compartes momentos de descanso físico y espiritual. Después, recoges "la Compostelana", documento que te acredita haber realizado una determinada ruta del Camino por donde te van sellando en las parroquias locales, el carnet del peregrino como prueba de haber pasado por ellas. Después, el regreso a tu lugar de procedencia satisfecho de haber vivido una experiencia muy especial.
En esta ocasión, el camino de los Olivetianos se redujo a un paseo por la ciudad que dicho sea de paso, está preciosa, limpia y muy cuidada, con atractivos escaparates a la puerta de los restaurantes mostrando los productos más interesantes de la zona que como todos sabéis, son las carnes, pescados y sobre todo, una variedad de mariscos sin igual. Obviamente, el paseo nos condujo rápidamente hacia una buena mesa con un no menos excelente vino de país, digamos de Albariño.
La estupenda novedad que nos tenía reservada nuestro amigo Paco fue la acogida en el Pazo de Neiro, domicilio de la familia de su esposa Carmen, en la parroquia de Lestedo, ayuntamiento de Boqueixón, a pocos minutos de Santiago.
Allí tendríamos que vivir una experiencia muy agradable, celebrar la "Festa da Filloa de Lestedo". Sin entrar en discusiones puntillosas, una filloa es una mezcla de harina, huevo, sal y agua, que luego se pasa por la sartén y nos queda una especie de torta, crepe, tosta, arepa o freixo. Comentar que la fiesta, considerada de interés turístico, es una de las citas gastronómicas mas importantes de Galicia a la que acuden miles de parroquianos incluyendo el Presidente de la Xunta Gallega.
Como todo buen evento del buen comer y beber, se aprovecha para promocionar no solo las filloas sino todo tipo de productos de la tierra, no faltando la máquina para hacer filloas en la que se pueden preparar entre 1.000 y 1.500 filloas por hora para acompañar a las orejas, chorizos, pulpo a la feria y vino. He de decir que a pesar de la desconfianza que genera el cocinado de las fiestas populares, todo lo que degustamos estaba francamente delicioso, la calidad y maestría culinaria son excepcionales aunque haya que ir y probarlo para creerlo.
También ese día, 21 de febrero, tuvimos la ocasión de ser acogidos en la multitudinaria reunión familiar en casa de Carmen, venida de todas partes del país tal y como tienen costumbre en ocasión de la fiesta local. En el Pazo de Neiro se dispusieron dos grandes mesas, una para los muy jóvenes y otra para nosotros. Creo que éramos más de veinte comensales departiendo la cocina casera preparada por la anfitriona y sus hermanas a base de lacón con grelos frescos de la huerta y postres caseros con orujos de toda clase, de elaboración propia. Todo fue extraordinario.
Otro buen homenaje consistió en una mariscada para nuestro pequeño grupo preparada en los mismos fogones, bien acostumbrados ya al trato con el producto local, fresco y de garantía de calidad, obtenido por nosotros mismos en una visita al mercado de Santiago "Praza Abastos" Este es un lugar digno de ser visitado, incluso turísticamente, es tan singular como cualquiera de los múltiples y bellos monumentos de la ciudad. En su contenido, recuerda un poco al célebre mercado de la Boquería de Barcelona, pero con una abundancia tal de productos de la mar que más parece un zoológico que un mercado de abastos. También dispone de muchos puestos de reconocidos productos de calidad; las patatas gallegas, el pan en mil formas y clases y los grelos. Todo en competencia con pequeños puestos de cocinado de pulpo a feira y vino para almorzar.
Finalmente, la obligada asistencia a la Catedral, la Misa Mayor, el Botafumeiro y el encuentro con el Apóstol Santiago. Fieles y peregrinos en torno a la liturgia extraordinaria de domingo con la participación de eclesiásticos de otras comunidades y países. Es de admirar la peculiar maniobra del botafumeiro de excepcionales dimensiones y grandiosa oscilación. Citar como detalle que actualmente parece que se ha variado la mezcla de incienso con algo que lo hace menos humeante, oloroso e invasivo al peregrino.
Al caer la tarde nos vimos envueltos de una gran tormenta que nos hizo temer el regreso en avión, pero los expertos pilotos de esta zona conocen los huecos por donde salir y con tan solo unos pequeños baches de salida, logramos llegar todos a casa muy reconfortados y satisfechos del viaje a Galicia deseando volver muy pronto.
Juan Gª Dolz
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