Olivetianos en acción

Tauromaquia

por José Royuela

y José Martínez Melé.

La tauromaquia (del idioma griego ταῦρος, toro, y μάχομαι, luchar) se refiere a todo lo relativo a la práctica de lidiar toros, tanto a pie como a caballo, y se remonta a la Edad de Bronce. Su expresión más moderna y elaborada es la corrida de toros, un espectáculo que nació en España en el siglo XII y que se practica también en Portugal, sur de Francia y en diversos países de Hispanoamérica, como México, Colombia, Perú, Venezuela, Ecuador, Panamá y Bolivia. Es también espectáculo de exhibición en China, Filipinas, Estados Unidos y Cuba. Las corridas de toros han despertado vivas polémicas desde sus mismos comienzos entre partidarios y detractores. En sentido amplio, la tauromaquia incluye además todo el desarrollo previo al espectáculo como tal, desde la cría del toro a la confección de la vestimenta de los participantes, además del diseño y publicación de carteles y otras manifestaciones artísticas o de carácter publicitario, que varían de acuerdo a los países y regiones donde la tauromaquia es parte de la cultura nacional.


   BENITO MORA  

Por José Royuela.

En Orihuela del Tremendal, localidad turolense situada en medio del sorprendente y agreste paisaje natural de la Sierra de Albarracín y los Montes Universales, a 60 km. de Teruel, la capital provincial, con una población de 600 habitantes y sus 1.447 m de altitud, es uno de los municipios situados a mayor altura de la provincia, se celebraba el pasado día 27 de junio, un acto a favor de la TRASHUMANCIA EN LA SIERRA DE ALBARRACÍN y como homenaje al ganadero BENITO MORA, mi cuñado, que murió recientemente en Teruel. Estos hechos me dan pié a comentar ambas cosas.

La trashumancia es otro fenómeno en extinción. Los Montes Universales eran el punto de partida antes de que arreciara el duro invierno, de grandes rebaños de ovejas y reses bravas que bajaban a Andalucía, para aprovechar su buen clima y los pastos de invierno a través de las cañadas reales (las veredas) y solían tardar de 20 a 25 días.

Los pastores y vaqueros acampaban al atardecer para cenar alrededor del fuego las comidas frugales de entonces, patatas con bacalao o con arroz, tocino blanco, no beicon, y alguna liebre cazada a garrote. Por la mañana al amanecer, se preparaban unas buenas migas o unos gazpachos serranos recogían el “ato” y salían andando hasta la próxima parada. Los pastores y vaqueros se quedaban 5 meses sin ver a sus familias serranas. Actualmente las ovejas van en camiones y solo queda una ganadería que hace la vereda. Su mayoral Gerardo ha salido varias veces en TV y su cara curtida es la viva imagen del duro campo de la serranía.

En el festival taurino se lidiaron 6 novillos de mi sobrino Juan Vicente Mora en una plaza de pueblo llena, con unos toreros que no cobraban porque los beneficios del festival eran para una asociación familiares de enfermos de Alzheimer. Su premio fue el placer de torear y dar la vuelta al ruedo con las orejas cortadas, 7. Realmente los taurinos siempre tienen abundantes gestos de solidaridad, que dignifican a todos los participantes. Estos gestos suelen pasar desapercibidos para los antitaurinos.

Fue un día completo. Misa a las 11 en recuerdo de BENITO que terminó con el cura lanzando vivas a la virgen del Tremedal. A la una de tarde encierro con los 6 novillos, 10 cabestros y 50 caballos que los acompañaban procedentes de los pueblos de alrededor. En la misma plaza de toros, Juan Vicente hizo una demostración de “doma”de los cabestros consiguiendo que “dieran el cuerno”, es decir, hicieron una rueda con todas sus cornalonas cabezas unidas y sosteniendo una vara de picar sobre las 4 cabezas.

Benito Mora fue un ganadero de bravo y ovino que trabajó toda su vida en lo suyo. Nunca disfrutó de vacaciones, ni le hacía falta, era un hombre RURAL hasta la médula. Era feliz en su entorno, disfrutó de la sierra, fue respetado y a la vez querido, siempre tenía su propio criterio fruto de la observancia de la vida y del contacto con multitud de gentes variopintas del mundo taurino y de los pueblos que iban a comprar ganado, No le gustaban los grandes discursos ni altas filosofías porque estaba pegado a la tierra. Uno de sus herederos, Juan Vicente, es un ejemplar único multitarea, empresario, vaquero, pastor, tratante de caballerías y domador de cabestros, caballos, perros y burros. Tampoco hace vacaciones.

En el regreso desde Orihuela (Teruel) a Zafrilla (Cuenca) por carriles forestales tuvimos la suerte de recorrer los 60 Km. al anochecer. Es la hora de la vida en las sierra. Los animales se atreven a salir, te cruzas con grupos de ciervas, machos solitarios, zorras, liebres y autillos. Se nos encogió un poco el corazón cuando la soledad de la noche nos envolvió entre pinares oscuros.

 

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