volver

DOS MAGNÍFICOS LIBROS DE JORDI M. BROTONS

Con ocasión del V Encuentro, tuve ocasión de reencontrarme en Madrid con nuestro compañero Jordi Martínez Brotons. Hacía unos veinte años que no nos veíamos. Yo no sabía nada de su exitosa trayectoria como escritor. Cuando supe que había presentado con éxito su segunda novela, que ya va por la segunda edición, le llamé por teléfono y le pedí que me proporcionara un ejemplar de ésta y de la primera. Jordi así lo hizo aquel 26 de mayo (tuvo la amabilidad de regalarme uno de ellos) y yo inicié la lectura del primero aquella misma tarde en el AVE en nuestro viaje de regreso a Barcelona.

La lectura es una de mis aficiones predilectas. Por eso, no os extrañe que no demorara un minuto el adentrarme en la primera novela de Jordi.  Desde niño, me inculcaron el interés por los libros y, con alguna discontinuidad en mi etapa juvenil en donde dediqué la mayor parte de mi tiempo al estudio y a la enseñanza y luego al pluriempleo (muchas más horas de la jornada laboral ordinaria, como hacía una gran parte de los españolitos de la época). Al poco tiempo de trabajar en Olivetti, recuperé aquella afición algo abandonada y… hasta ahora.

Pero no nos desviemos de la cuestión que nos ocupa (si es que seguís leyéndome). Nuestro amigo Jordi publica sus obras  bajo el seudónimo de Jordi Siracusa. Me olvidé de preguntarle  por qué.

Hace un par de semanas que he terminado de leer las dos novelas con mucha curiosidad e interés. La curiosidad por ver (mejor dicho, por leer) lo que había sido capaz de escribir nuestro compañero Brotons quedó ya satisfecha y disipada con la lectura de su primer libro. El interés, que prendió en mí desde su primer capítulo, no decreció en ningún momento y ganó en intensidad en su segundo libro.

Enseguida me propuse escribir para recomendaros la lectura de  sus novelas, pero como me cuesta mucho más escribir que leer, lo he ido dejando hasta que me he dicho: de hoy no pasa.   

La trama de cada una de ellas, ambas con el trasfondo de una época  agitada y quizá poco conocida  de la historia española - finales del XIX, la primera  y en ese tiempo y los inicios del XX, la segunda – nos cuenta la azarosa e interesante vida de sus protagonistas.

En el primero de sus libros, Adiós, Habana, adiós, el autor narra parte de la peripecia vital de Joan Gisbert, médico catalán, que arriba a La Habana en 1878 para trabajar en la hacienda de sus parientes. Durante su estancia allí se enamora no solo del país,  refuerza sus relaciones con algunos líderes da la revolución cubana, a los que había conocido en España, y poco a poco se implica en la lucha por la independencia de la isla, en la que fija definitivamente su residencia. Es testigo directo de la conmoción que produce la explosión del buque norteamericano Maine y de la posterior batalla de Cavite que, como sabéis concluyó con el aniquilamiento de la flota española, comandada por el almirante Cervera. Nuestro compañero Enrique García de Arboleya es sobrino nieto de tan insigne marino.

El libro que nos ocupa está muy bien documentado: alguien me ha dicho que Jordi Brotons pasó varios meses en Cuba a tal fin. Las vicisitudes del protagonista y la riqueza y variedad de los escenarios vitales e históricos están muy bien descritos, con lenguaje fácil y fluido, articulado todo ello en un logrado entramado de la historia con minúscula de los personajes protagonistas y los primeros capítulos de la Historia de la nación cubana.

Como nos dice el propio Brotons en el prólogo de esta obra “Como las olas, esta historia va y viene desde la Península al Caribe, desde los recuerdos a la cruda realidad de una separación inevitable. Separaciones de océanos, de pueblos, de amores, y, como testigos, dos mares hermanos y la Historia.”

 

Su segundo libro titulado Al hilo de la vida y subtitulado Eulalia de Borbón, la indómita, me ha gustado aún más que el primero. Me ha parecido una obra más completa, más madura, que nos dibuja con acertados perfiles la rica personalidad de la protagonista, los acontecimientos de los que fue testigo directo y la amplia y variada galería de personajes con los que se relacionó. Confieso que me atraen particularmente los libros de memorias aunque éste no lo es. Tampoco es una autobiografía. Es una novela, como se apresura a afirmar el autor en el texto  introductorio del libro. Pero todo en él adquiere visos de veracidad, aunque como Jordi dice “decidí (…) fantasear en algunos aspectos particulares e íntimos que tan solo sus actores o la propia infanta podrían corroborar, desmentir o simplemente sonreir por la ocurrencia.”

Al igual que en su obra primera, Brotons documenta con rigor y detalle personas, acontecimientos y escenarios. Se acerca a doscientos el número de personajes históricos que desfilan por las algo más de cuatrocientas páginas del libro. Y aún más, el autor, haciendo uso de algunas de las fantasías anunciadas, introduce en la vida de la infanta a un personaje con el que ya nos habíamos familiarizado en la obra anterior.  

Eulalia de Borbón fue la hija pequeña de la reina Isabel II y hermana del rey Alfonso XII. Parece probada la hipótesis de que su padre no fue el marido de la reina, Francisco de Asís de Borbón. Eulalia fue una mujer liberal y progresista, avanzada a su tiempo y muy incómoda en la Corte. Por  eso se la denominó la Indómita, la Rebelde, la Republicana y hasta la Oveja Negra de la Casa de Borbón.

En la contraportada del libro, Jordi Siracusa reproduce algunos párrafos de su primer capítulo, en donde la infanta nos dice: “He vivido a caballo entre dos siglos y nunca he llegado a comprender a cuál de los dos pertenezco, entre las raíces absolutistas de una España anclada en el pasado y los vientos revolucionarios que han cambiado la faz de Europa. (…) Mi historia es la historia de mi familia y la de las tierras que me han dado cobijo. Nací infanta de España. He sido hija de reina, hermana y tía de rey. Crecí lejos, en el destierro. (…) En París, y en francés, me hice adulta. (…)

Me casé con quien mi condición de princesa me obligó; me enamoré de quien mi condición de mujer me impuso. Me divorcié. Empecé a escribir un libro sobre mi vida, justo cuando mi vida estaba rota. No recuerdo si he plantado un árbol. (…)

 Quiero mostraros una parte de mí, el largo tiempo que me costó convertir la princesa que nací en la mujer libre en cuerpo y alma que siempre  quise ser.”

Creo que no hace falta decir más. Con el telón de fondo de los convulsos acontecimientos que sacudieron España en aquel cambio de siglo, la infanta da testimonio de los mismos y nos cuenta el desgarro que la vida produjo en su fuerte  e indomable alma de mujer.

Os animo a leer los libros de Jordi Martúnez Brotons, o de Jordi Siracusa, como queráis llamarlo. Si lo hacéis, no os arrepentiréis. Apreciaréis el buen hacer de este espléndido escritor  durante años compañero nuestro en Olivetti y un amigo entonces y ahora. Sus interesantes  obras, además de entretener, ilustran sobre un período y unos acontecimientos de la vida española sobre  los que pasamos de puntillas, cuando niños y adolescentes,  por la escuela secundaria o de enseñanza media, como se la llamaba entonces. 

 

José Manuel Aguirre

 Barcelona, 30 de junio de 2012

volver