Màrius Carol, el director de La Vanguardia, ha publicado el 3/3/2015, este texto en su sección cotidiana de la segunda página dedicado al escritor Paco González Ledesma, recientemente fallecido. Personalmente estoy convencido de que no es la última Olivetti porque Josep Maria Espinàs, otro gran escritor catalán, sigue escribiendo con su Olivetti (iba a decir de toda la vida, pero me parece que es la segunda que tiene).

Màrius Carol Director En poco más de un siglo, la máquina de escribir ha pasado de ser una novedad a convertirse en una pieza de museo. Cuando entré a trabajar en la redacción de La Vanguardia de la calle Pelai, a finales de los ochenta, apenas quedaba un resistente a la tecnología, un periodista con una retirada al Walter Matthau de Primera Plana pero con mucha más humanidad. Se trataba de Paco González Ledesma. En aquella redacción era el último de Filipinas, pues un buen día proclamó su rechazo a los ordenadores porque deshumanizaban la relación con las noticias, así que nadie se atrevió a llevarle la contraria y permaneció fiel a su Olivetti. Aquella Lettera siguió junto a su mesa durante años, incluso después de jubilarse. Era como un monumento al viejo periodismo, cuando el talento superaba los medios y las ganas a los ingresos. Paco empezó en El Correo Catalán de los cotoners y luego se marchó a La Vanguardia de los Godó. En esta casa fue redactor jefe de Política, aunque también se reveló como cronista. Seguramente disfrutó más rastreando el corazón de su ciudad que ejerciendo el mando. Le encajaba la definición del redactor jefe que escribió Juan Carlos Laviana en Los chicos de la prensa, refiriéndose al personaje que encarna Ed Begley en Deadline USA: "Frank es el ejemplo del redactor jefe. Del alma del periódico. Del hombre que lo hace todo, desde enseñar a los despedidos el largo camino de la caja, hasta colaborar con su director en el interrogatorio de alguien que tiene información interesante, o consolar a sus afligidos subordinados con una oportuna copa". González Ledesma era un buen tipo, prudente y humano, pero igualmente comprometido. Y si bien tuvo una brillante y dilatada carrera como escritor, siempre se sintió ante todo un periodista.

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