El evento: punto de reencuentro.
El próximo sábado nos vamos a reunir con objeto de celebrar el centenario de la fundación de Olivetti. Pero eso es sólo una buena excusa, la verdadera motivación que nos reúne, es recordar tiempos pasados. Por eso me he puesto a pensar sobre el significado del tiempo y de la memoria; ahora quiero haceros partícipes de esos pensamientos.
El tiempo es una dimensión inexorable. Avanza de manera continua sin que nuestra voluntad lo pueda condicionar, además, sus consecuencias son inapelables, el tiempo es un tirano.
Hay otras dimensiones más flexibles, por ejemplo la espacial: podemos volver a un sitio y volverlo a dejar a nuestra voluntad, pero el tiempo es distinto, una vez pasado un momento no hay manera de volver a él, ni siquiera es posible establecer una pausa, el tiempo fluye inexorable. Sólo existe un recurso que nos permite, en cierta forma, volver a vivir un momento: la memoria.
La memoria es nuestra facultad de recordar y es la única forma de revivir nuestras experiencias. Pero la memoria es selectiva y débil y muchas veces nos confunde. La manera de ser más precisos es ayudarla con documentación: fotos, escritos y sobre todo testigos, que nos permiten contrastar nuestros recuerdos con los que tienen otros protagonistas . De la reunión de todos esos recursos resulta un recuerdo más preciso.
Esa es nuestra intención con el evento Olivetti 100, reunir testimonios, fotos y textos de manera que se estimule nuestra memoria y podamos recordar para revivir.
¿Para qué recordar? ¿Para qué revivir? Con el paso de los años se pone de manifiesto que lo más importante que ha pasado por nuestra vida son las personas y la relación que establecimos con ellas. Es cierto que el paisaje, tienen un valor, pero sólo porque está asociado a personas. El paisaje es sólo un marco, aunque de hecho también podemos amar el paisaje, porque es evocador y nos recuerda a las personas y nuestras relaciones. Cuando decimos que queremos recordar y revivir, nos referimos a las personas y lo que vivimos con ellas.
Además estaba Olivetti que es la empresa en que desarrollábamos nuestra vida laboral. Es cierto que una organización condiciona las relaciones humanas, desarrolla una cultura que hace que las personas sean y se comporten de una cierta manera. Si la permanencia en una organización es larga, como nos ha sucedido a muchos con Olivetti, entonces su influencia en nosotros es muy importante. Por eso junto con el recuerdo de las personas, que es lo más importante, conviene, y es inevitable, recordar el ambiente en el que nos movíamos: Olivetti.
A una cierta edad lo que somos es sobre todo lo que hemos vivido, incluso sino coincide exactamente con lo que queríamos que fuese nuestra vida. Encontrarnos con antiguos compañeros nos evoca una parte de nosotros mismos y eso nos provoca emociones y hace fluir ciertos sentimientos. A algunos el recuerdo de su vida en Olivetti les puede producir nostalgia, pero ese no es nuestro objetivo preferente, queremos evocar los sentimientos que nos provocaron las personas.
El acto central del evento lo hemos llamado Conferencia de la Memoria y hemos pedido a algunos compañeros significados, que nos dirijan unas palabras evocadoras, que estimulen nuestra memoria para trasladarnos a aquellos años. Después, por la tarde, cuando el vino y los encuentros hayan caldeado el ambiente, todos tendremos ocasión de manifestarnos.
Estoy seguro de que será una experiencia positiva para los que podamos asistir al evento, los que no pueden asistir pero han participado de todas las informaciones que hemos generado también tienen su recompensa.