<%@Language=VBScript%> <%Response.Buffer = True%> Asturias y el salmón 2010

Asturias y el salmón 2010

Hace unos días volvimos a Asturias. Desde hace años lo hacemos por estas fechas, semana arriba o abajo, porque se abre la campaña del salmón, un pez de plata que lleva en sus agallas la cultura de la paciencia, que es una manera de entender la vida.

Para los pescadores hay fechas sagradas en el calendario como el día marcado para levantar la veda del salmón, palabras mayores si se lleva una caña en el alma. Yo, lo confieso, no pesco más que gripes. Carezco de la estoica disciplina de los que madrugan para caminar por los ríos antes del alba, pero me encanta oír su jerga ribereña y verles intercambiar secretos sobre los lances salmoneros o debatir con pericia sobre cebos, pozas y otros enigmas indescifrables. Admiro, en fin, su constancia, la obsesión del que se prepara durante todo el año para intentar sacar al salmón del río a la tierra, ejercicio que llaman pesca.

Los amigos José Martínez Melé y José Jordi Seluy me invitaron hace ya un par de años a acompañarles a esta pesca en los fantásticos ríos asturianos y desde entonces no paro de asombrarme de todo lo que envuelve a la misma,  ellos ya lo conocen desde hace tiempo, especialmente Martínez Melé que también ha cosechado numerosas amistades como consecuencia de los muchos días, por no decir meses pasados en aquellas tierras dedicados a la pesca del salmón. 

Este año, abundante en nieves, esperábamos una temporada generosa. Las aguas bajan frías y limpias y eso les gusta a los salmones, que son unos aristócratas. Desde su nacimiento, el salmón sueña con volver a su río a desovar. Por eso, en los increíbles retornos a las cabeceras de donde salieron, dejan claro que pertenecen a la nobleza fluvial. Allí les esperan los pescadores con artes ancestrales y el íntimo anhelo de hacer el cupo. Nada de esto sucedió para nosotros, excepto la belleza del río y su fantástico caudal, los salmones no hicieron acto de aparición, salvo unos alevines que picaron despistados y que devolvimos rápidamente al río, teniendo que contentarnos con unas truchas de buen ver que pasaban por allí. Bien es cierto que la campaña de pesca no está resultando mejor que el año pasado de ingrato recuerdo para todos los aficionados por la caída anormal de capturas. El promedio de los buenos tiempos en el Sella era de una docena de piezas diarias mientras que este año se ha reducido a poco más de una y con un acortamiento radical del tiempo de pesca tradicional a favor de cambios de criterios y normativas como la denominada "pesca sin muerte" levantando fuertes polémicas entre los entendidos. En estas condiciones nosotros teníamos muy poco que hacer, más que unirnos a la corte de los resignados ribereños y disfrutar del paisaje y los buenos frutos de la tierra, no sin intentarlo insistente y deportivamente en aquellos cotos y lugares permitidos que los siguen habiendo en toda la geografía de este bello enclave.

Lo que si resultó un acierto pleno fue el encuentro con nuestros ex-compañeros y amigos Pepe Díaz Cordero en su retiro de Bueyes, muy cerca de Panes, en el Consejo de Peñamellera Baja, en donde participa de la vida social en gratos lugares como el restaurante "Tres Palacios" y la sidrería "El resbalón".  También con Julio García Ochoa que tuvo a bien desplazarse desde Bilbao a Castro Urdiales y departir con todos nosotros una buena mesa en la Sidrería Marcelo. Entre medio, disfrutamos de unas deliciosas excursiones a los Picos de Europa, incluyendo un trayecto en funicular para acercarnos al entorno de Bulnes. También hicimos una parte de la ruta del Cares, uno de los más bellos ríos de Asturias y seguramente de España. En definitiva, nuestros días transcurrieron tranquilos a caballo entre "La Molinuca" bonito hostal a orillas del Cares y Villa Aurea, casa rural a orillas del Sella en Cangas de Onís, excepto el último día que Jordi Seluy dio un desafortunado traspié en una piedra del río teniendo que volver a casa con muletas donde se está recuperando y que seguro no impedirá repetir la aventura el próximo año.

Como muestra gráfica, aquí va un pequeño carrusel de fotos.

Atención especial merece la foto de un espléndido salmón superando un desnivel sobre el río en la grada de la estación de desove de Caño próximo a Cangas para proseguir su ruta fluvial. También he añadido al final unas fotos recuerdos de otros tiempos mejores con la pesca  del último salmón de Martínez Melé con la ayuda de Jordi Seluy.

Hasta la próxima.

Juan Gª Dolz

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